“La crisis ambiental es el desconocimiento”
Carlos Galano, geógrafo y educador ambiental, profesor de la materia Epistemología Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, nos invita a reflexionar acerca de los paradigmas actuales. Un paso fundamental hacia la construcción de nuevo conocimiento.
Cuando se habla de crisis ambiental, generalmente se tiende a dirigir las miradas únicamente hacia la cuestión ambiental. Si bien es cierto que el deterioro del medio ambiente es parte del problema, el geógrafo Carlos Galano, integrante del Grupo Pensamiento Ambiental Latinoamericano y profesor universitario, propone discutir un nuevo paradigma. “Apuntamos contra lo que habitualmente se entiende como modernidad y todos sus aparatos culturales, la ciencia, la tecnología y los conceptos de nación y sujeto”, afirma.
Según el estudioso, “la crisis ambiental es el desconocimiento”. Para Galano, el problema es mucho más profundo que la ecología y parte de la razón por la que es tan difícil de identificar es la concepción separatista del saber. “Descartes proponía la separación del objeto y el sujeto; Platón separa al ser del ente; Kant divide el conocimiento entre las ciencias naturales, las sociales y las artes”, ejemplifica. “Esas visiones están incrustadas en el aparato jurídico desde su matriz”, subraya. La naturaleza del razonamiento moderno, con raíz en estas filosofías, no va de la mano con el pensamiento integral necesario para enfrentar la crisis ambiental. “El hombre y la naturaleza son la misma cosa, no hay una desintegración. El ambiente para nosotros es un campo que está por fuera de lo que construyó el eurocentrismo. Es lo otro, lo que está desterrado, la complejidad, la diferencia, la otredad, lo diverso”, dice el geógrafo que además es profesor de la Maestría de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia.
Conforme expone, es también esa misma filosofía separatista la que avaló la formación de una “prosperidad insustentable”. Galano explica que, mientras durante el siglo XIX la física fue la que influenció el desarrollo de todas las disciplinas, en el siglo XX el modelo fue la economía. “Ambas tienen un profundo desconocimiento de la naturaleza”, lamenta. Luego dice sobre el sistema construido sobre las mismas: “El capitalismo consume de manera descomunal, produciendo despilfarro y basura. Este fenómeno hace que la crisis ambiental también genere hasta efectos geomorfológicos. Estamos hablando de una catástrofe inigualable”.
En 1972, en Estocolmo, se puede ubicar la primera conceptualización de la crisis ambiental. En ese mismo año, un grupo de empresarios que conformaron el Noble Club de Roma dieron a conocer un documento llamado “El Límite del Crecimiento”, en el que se cuestiona el progreso de la sociedad. Más tarde, en 1977, se emiten los Principios de Tbilisi, donde se enmarca a la crisis como un fenómeno de la civilización y se propone la consideración del mundo como un sistema complejo. El nuevo paradigma supone una disrupción radical: “No se trata de un cambio individual. Hay una trama difundida de cuestionamiento hacia la trama de la filosofía moderna y de reconstrucción de otra perspectiva, a la cual llamamos subversión epistemológica”. Según Galano, “el problema no es económico ni político, es de conocimiento; se construye para que desde las propias disciplinas se comprenda la crisis”.
Para el geógrafo, el modelo económico, tecnológico y cultural actual se está agotando: “Ha depredado la naturaleza. Degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al otro, al indígena, al pobre, al negro, etc”. El especialista propone una nueva ética. “La lógica actual favorece la propiedad privada, el individualismo y el racismo. Necesitamos una ética de la equidad social que integre la lógica y la justicia de los pueblos originales y de las culturas clásicas históricas, menos la eurocéntrica. En ellas no hay propiedad privada, hay un concepto colectivo. Los Mapuches, los Aymaras, las culturas Bantúes, tienen conceptos de integralidad al contexto, a la naturaleza, al cosmos, a la pertenencia. El río no es de quienes lo canalizan”.
Finalmente, apunta su discurso a comprender el sentido más profundo de la palabra sustentabilidad: “el concepto fue apropiado por el economicismo y hoy se reduce a cerrar cuentas o ponerle valor económico a la externalidad, cuando ésta sólo puede valorarse por su sentido cultural”. Galano concluye: “El saber de la modernidad sirve para la concentración de la riqueza. A uno el mundo se le presenta como algo separado, que no tiene ninguna relación entre disciplinas. Hoy todo es mercancía, hasta los sueños y el cuerpo. Lo que hay que hacer es fomentar este debate por construir un nuevo conocimiento y en eso estamos”