Pim Pau: música para esos locos bajitos
“Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres”, canta Joan Manuel Serrat refiriéndose a los niños que se aventuran al mundo. Precisamente de canción, poesía y niños vinieron a hablar los integrantes de Pim Pau, un trío de músicos y educadores que buscan abordar el siempre difícil tema de la educación, con un enfoque integral, combinando estos lenguajes con la danza y la expresión corporal.
Los tres creadores del proyecto se conocieron en 2011 ejerciendo la docencia. Ellos son “Lucho” Millocco (músico, compositor y docente), Eva Harvez (bailarina, coreógrafa y docente) y Cássio Carvalho (artista visual, compositor, docente y productor cinematográfico). “Se estableció un vínculo de amistad y creación. Una conexión muy fructífera y creativa que se fue gestando en los diálogos con respecto a nuestras respectivas nociones de la educación”, comentó Cássio, quien se prestó a la entrevista.
Pim Pau presentó en 2016 su primer trabajo discográfico, Recreo. También ha ido publicando desde hace algunos años sus videoclips, aprovechando la gran llegada y accesibilidad de YouTube, para que pudieran ser vistos tanto por niños como por padres y educadores. En sus trabajos se aprecia una convergencia de artes y lenguajes que es su marca característica. Danza y expresión corporal que invitan a la imitación y al contagio, poesía que incita a recitar y a apreciar, y la música y el canto que arrullan con dulzura o llenan el aire de ritmo bailable. Además, trabajan junto a “los grandes” en encuentros en los que se habla de paternidad, educación y, fundamentalmente, como explicó Cássio, la formación de un vínculo.
La vida de Pim Pau transcurre entre composición musical, redacción de guiones de videoclips, tormentas de ideas para nuevos poemas y letras de canciones, y la planificación de coreografías. Claro que toda esta faceta productiva coexiste con los viajes tanto dentro de la provincia de Buenos Aires como por el interior del país, yendo de ciudad en ciudad y llevando sus espectáculos y encuentros de formación. En el mes de marzo conformaron la grilla infantil del festival Lollapalooza (Kidzapalooza) y ya preparan su primera visita a Uruguay y una gira por Brasil.
Ahora bien, lo que más llama la atención de este grupo de artistas y educadores -quienes además aclaran que también son hijos de educadores-, es su profundidad de reflexión y su fuerte concepción filosófica acerca de la educación. Cássio lo explica con mayor claridad conceptual: “el arte para chicos tiene mucho de lo universal. La canción hecha para niños tiene simpleza pero, al mismo tiempo, lleva la profundidad del arte dentro de esa simpleza. La pregunta que nos hacemos siempre es ¿cuánto de juego hay en el arte y cuánto del arte hay en el juego?”.
En esta intención de abordar el conocimiento y la estimulación a través de lo lúdico, los chicos de Pim Pau se encuentran con una concepción a deconstruir: “la música y el arte son hechas por personas que tienen un don”. Los tres coinciden en que esta postura nos aleja del goce y también del aprendizaje, pero en este caso (y como es habitual) los que mejor lo entienden son los niños. “Un nene no piensa de manera desvinculada cuando está cantando, bailando, jugando, recitando o hablando. En ellos todo convive a la vez. Es una tarea del adulto rescatar esa integración. Cuando uno es chico, no se plantea que no puede hacer algo, y por otro lado, cuando uno canta para un niño o para un bebé tampoco se plantea qué lástima no haber estudiado canto”.
Precisamente en esa visión integral que tienen los niños, en esa postura totalmente despojada de preconceptos que tienen por naturaleza ante los estímulos, puede residir una de las claves para transitar el camino de ser padres o docentes. Cássio se explaya en esto y dice: “es interesante ver las diferencias que hay, pero también la posibilidad de encuentros. La tarea de ser padres exige cuestionarnos con sentido crítico para situarnos en lo que nos hace bien. Tratamos de pensar que todo se da a través del vínculo; ahí podemos mencionar el juego como uno de los principales caminos para poder construirlo”.
El 2017 fue un año de mucho movimiento para Pim Pau, entre la presentación de su disco, sus videoclips y los encuentros. El 2018 recién comienza, del mismo modo, cargado de expectativas. Con sus visiones y sus reflexiones, invitan a pensar y a hacer una introspección con sentido crítico acerca de cómo educamos a nuestros locos bajitos y de cuánto podemos aprender de ellos. Más tarde, nos prestan su música para jugar al ritmo del “Tucumpá” o para dormir sobre el caparazón de “La Tortuga”.