LA CIENCIA DEL MÍNIMO DETALLE

Visitamos el Laboratorio de Microscopía Electrónica del Centro Científico Tecnológico del CONICET Rosario. Martina Ávalos, investigadora del Instituto de Física Rosario (IFIR) y docente de Física Experimental en la Facultad de Ciencias Exactas (UNR), nos explica en qué consiste esta técnica.

La microscopía electrónica de barrido es una técnica que se utiliza para analizar la morfología de materiales sólidos, a partir de los cuales produce imágenes de alta resolución (de hasta 3 nm). A diferencia de lo que sucede con la microscopía óptica, la gran profundidad de campo de los microscopios electrónicos de barrido (MEB) da una apariencia tridimensional a las imágenes (ver fotos) y permite enfocar amplias zonas de la muestra al mismo tiempo.

“En el 2010 llegaron los dos primeros equipos con técnica de barrido al país, uno fue al Instituto Balseiro (Bariloche) y el otro a la ciudad de Rosario”, repasa la investigadora y docente Martína Ávalos, miembro del Laboratorio de Microscopía Electrónica del Centro Científico Tecnológico del CONICET Rosario. En aquel entonces, Ávalos obtuvo una beca Fulbright para formarse en esta técnica que recién arribaba a la Argentina. Al respecto, destaca: “como es una técnica nueva, sus desarrolladores aún están vivos y activos en la universidades, entonces fue una experiencia muy buena poder trabajar con las personas que iniciaron todo. Hoy, esto nos permite estar a la vanguardia de esta técnica. De hecho, hemos dictado cursos en Córdoba, Brasil y Chile”.

La utilidad de los MEB es muy variada, ya que permiten -entre otras cosas- analizar la estructura de tejidos y órganos animales y vegetales; identificar minerales y sustancias sintéticas; detectar irregularidades de piezas fabricadas en cadena; realizar estudios de corrosión de metales y aleaciones; investigar los fenómenos de biodeterioro de obras de arte; detectar billetes apócrifos o complementar estudios forenses (búsqueda de partículas, tejidos, fluídos, etc). A propósito, Ávalos menciona que, a través de un subsidio otorgado por el Gobierno de Santa Fe, el equipo del Laboratorio de Microscopía Electrónica participó en la formación de recursos humanos de la policía provincial: “Ese estudio nos sirvió para aprender sobre la técnica aplicada a la forense y a la policía para entender el trabajo científico. Además, hemos capacitado a jueces que se han acercado”. Ávalos también integró -junto a Vanina Tartalini, Pablo Risso y Raúl Bolmaro- el equipo que colaboró con la Universidad de los Andes de Bogotá en una investigación llevada a cabo con el propósito de entender cómo se pudieron fabricar, sin hornos de fundición, elementos ornamentales de platino en la cultura Tumaco La Tolita, entre los años 600 A.C. y 500 D.C., sobre la costa del Pacífico en el norte de Ecuador y el sur de Colombia.

El Microscopio se encuentra inscripto en el Sistema Nacional de Microscopía, una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, enmarcada dentro del Programa de Grandes Instrumentos y Bases de Datos. “¿Cuál es la ventaja? Se recibe del estado apoyo para comprar lo que falte (insumos, filamentos, etc.) y se ponen a disposición en todo el país los turnos para solicitar la utilización del equipo. (…) Este tipo de equipamientos empieza a tomar un rol fundamental en la actualidad. Muchas personas, inclusive los médicos y gente que está en el ámbito de la salud, a veces no conocen las posibilidades que brinda esta tecnología para la detección de algunas células particulares, para poder adecuar medicamentos, ver parásitos (como el de Chagas), en definitiva, el nuevo paradigma de la medicina de precisión”, concluye Ávalos