“DEBEMOS COMPRENDER A LAS EMPRESAS COMO ESPACIOS INCLUSIVOS”

Elsa Zorrilla, co-fundadora de MoveRSE y asesora externa en Diversidad y Género de Randstad Argentina, comparte sus reflexiones acerca del desarrollo sostenible en la gestión de los negocios. “Nos encontramos parados frente a una crisis humanitaria”, afirma.

El concepto de responsabilidad social empresarial (RSE) es un concepto que abarca el accionar de una empresa para generar conciencia social, valores y modelos de conducción en pos de promover la sustentabilidad y el compromiso con el entorno. Con esta definición en mente, es más fácil interpretar el pedido de Elsa Zorrilla: “lo que tenemos que empezar a trabajar es la protección de los recursos naturales.” No obstante, su análisis no escapa al resto de los sectores y asegura que es necesaria una sinergia intersectorial para proteger a una raza humana “en peligro de extinción”.

Asimismo, su visión tampoco plantea una crisis únicamente ecológica, sino que también engloba otras variables como la situación de los refugiados en el mundo, el aumento del consumo de drogas, la pobreza y el hambre. “Sin irnos muy lejos, aquí en Argentina estamos transitando un momento de alto desempleo y ya empezamos a ver gente buscando comida en los contenedores de basura. ¿Necesitamos ver más?”, cuestiona en forma retórica.

La magnitud del escenario planteado por Zorrilla, quien además se desempeña como docente de la cátedra de Pacto Global de la ONU y directora de Acción Colectiva, puede llevar a pensar a cualquiera que el mismo se encuentra fuera de escala. Sin embargo, la profesional insta a “empezar a pensar cuál será nuestra forma de participación”. Llevado al plano empresarial, cuenta que uno de los principales interrogantes que le llegan es si la implementación de políticas de RSE en las PyMES pueden llegar a reportar algún beneficio: “esto me preocupa, porque no estamos entendiendo que debemos comprender a las empresas y otras organizaciones, sean grandes, medianas o pequeñas, como espacios inclusivos y nuestras estrategias de negocios deben ser pensadas desde ese lugar. Yo sugeriría empezar estableciendo nuestros negocios, evaluando los impactos positivos y negativos que indefectiblemente estaremos produciendo, y armar las políticas de cuidado a implementar”.

Según su análisis, el mercado plantea que las empresas que “sobrevivirán” serán aquellas que mantengan un perfil responsable y comprometido. Además, Zorrilla subraya la necesidad de incluir a los grupos de más difícil inserción laboral, entendiendo que así se les permitirá ingresar al mercado, al tiempo que se los alejará de la pobreza y el hambre. Por ello, suma a la lista de empresas sustentables a aquellas que erradiquen el trabajo infantil y flexibilicen la relación laboral-familiar, enriqueciendo a la comunidad.

En este sentido, la especialista ve un escenario en el que se ha elevado la vara para las corporaciones que aspiren a perdurar en el tiempo. “Es fundamental cuidar a todos los grupos de interés, desde todo tipo de organizaciones, tener un altísimo nivel de desempeño de la empresa, una exigencia creciente de transparencia, de permanente innovación, de elevados objetivos de competitividad, de cuidados extremos para todos los que se interrelacionan con nuestras organizaciones”, explica.

En este llamado a la concientización y a la toma de responsabilidad intersectorial, es obvio que el estado no puede quedar excluido. “Considero que es clave promover un buen gobierno, capacitando a nuestros ejecutivos en la formación técnica para ese objetivo, en forma abierta y reflexiva sobre lo que significa una gerencia éticamente responsable”, asegura. Así, resulta clave eliminar el pensamiento “cortoplacista y poco ético” que se impuso en los últimos años.

El rol de los estados, según la definición de Zorrilla, estaría en la toma de decisiones, el armado de políticas y el control estricto de su cumplimiento para garantizar la ya mencionada participación intersectorial. Sin embargo, considera que “muchas veces están más ocupados en congraciarse con el mundo corporativo para no perder recursos económicos”, dificultando la visión del camino a seguir. Al respecto, la responsabilidad social empresarial vuelve a surgir como un bastión al servicio del posible cambio de paradigma, implementando algunas iniciativas que luego sean incorporadas como políticas de estado. “Esto habla de un mundo más flexible, práctico y comprometido con los objetivos de desarrollo sostenible”, concluye Zorrilla.